Mank visibiliza el trabajo del guionista Herman J. Mankiewicz (Gary Oldman), más conocido como “Mank”, durante la escritura de la que vendría a ser la obra maestra de todos los tiempos, El ciudadano Kane. La estructura no lineal del guion de Jack Fincher nos permite transitar del presente al pasado, con dos tramas principales en cada una de ellas. La trama del presente está bien definida y es simple, desarrollar el guion. Pero la trama del pasado es sinuosa. Se intenta equilibrar la vida laboral, familiar y amical de Mank con sus principios políticos, y hacemos que el personaje encaje forzosamente en una élite que piensa diferente. Aunque Mank, inteligentemente, se sirva de ella para su oficio. Así la primera ley de la escritura se cumple, “escribe sobre lo que conozcas”. El guion está colmado de anécdotas de la convulsa realidad de la década de los 30 en Hollywood, y se desarrollan temas tales como la manipulación de la prensa, el cine como herramienta para engañar a un país, la coyuntura de las elecciones de los Estados Unidos, crítica a los empresarios que hacían uso del cine para impulsar cambios en la política y la sociedad, etc. Mank es un ticket para entrar a los rodajes de esos años que cosecha una nostalgia por la era no digital, sin pantallas verdes. Las películas que muestran la pasión de hacer cine los franceses la llaman “una declaración de amor al cine”. Pues así es el proyecto personal más importante del director David Fincher, que en abril se lucirá en los premios de la Academia.
