MINI CRÍTICA DE «GUAPIS»

En vez de explorar la relación de la menor con su familia y su cultura senegalesa, “Guapis” está conformada por una serie de clips musicales repetitivos que no tienen nada que ver con la trama principal, pero sí se especializa en mostrar a detalle el cuerpo de las menores. Carne para pedófilos, -como lo promocionó Netflix.
“Guapis” es la historia de una niña que sufre trastornos mentales cuando se entera que su padre tendrá otra esposa. En Senegal, la poligamia está permitida. El buen musulmán debe tener al menos 4 esposas para ser un hombre de bien, como lo dice el libro sagrado de los musulmanes, El Corán.
Sin embargo, la pequeña inmigrante vive en Francia y se avergüenza de su familia y de su cultura senegalesa. La falta de comunicación con su familia va exacerbando sus problemas internos y hasta la tratan como poseída.
Ella busca una salida provisional en el baile, y acepta todos los maltratos físicos y psicológicos de sus compañeras de baile, a quienes admira. Por tanto, la menor es una anti heroína, difícil de provocar empatía en el espectador porque casi ni habla, solo baila, e insiste desfallecidamente en encajar en un mundo al que no pertenece. Es capaz de infringir las leyes y librarse de ellas usando su escasa sexualidad de apenas 11 años.
Los planos detalles, malsanos, de los diminutos cuerpos de las pequeñas son altamente innecesarios para entender la historia. No se soluciona el problema de la menor quien sigue siendo una bomba de tiempo próxima a la criminalidad. El guion sobre escrito tiene un final que no se construye, simplemente aparece, lo cual deja muchos vacíos en la trama.
Aquí una noticia del festival que ganó donde dice que es una película que te invita a ser una niña de 11 años. Lamentable.

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